Los jugadores profesionales de fútbol pueden ser convocados para la selección nacional en varios momentos del año, inclusive por períodos cortos de aproximadamente 10 días durante la temporada de competición y cada dos años participan de los principales torneos internacionales (por ejemplo, la Copa Mundial de la FIFA, el Campeonato de Europa de la UEFA). La transición entre club y selección nacional supone un desafío para la salud y el rendimiento de los futbolistas, ya que estos se exponen a variaciones en la estructura de entrenamiento (carga, duración, frecuencia, intensidad, etc.) En este sentido, el intercambio de información entre club y selección se presenta como un elemento clave en la mitigación del riesgo de lesiones y en el desarrollo de un programa de entrenamiento unificado que apunta a cierto nivel de coherencia para el jugador.
La evidencia científica sobre la transición entre club y selección es limitada. De los pocos estudios que existen, se pudo observar que los jugadores pueden exponerse a un incremento en la carga interna de trabajo durante la transición entre club y selección especialmente. En un estudio realizado en la Copa Mundial 2014 de la FIFA y la Copa Asia 2015 de la AFC se demostró que los jugadores se exponen a una menor carga interna de trabajo con su club y, por consiguiente, a una mayor carga con la selección, lo que, por lo general, deriva en lesiones de no contacto. Sin embargo, es importante recordar que los datos se agregaron y se basaron en el jugador a un nivel individual. Se observó que algunos jugadores con mayor exposición a una carga interna de trabajo no experimentaron ninguna lesión. Y, por el contrario, algunos jugadores que no se expusieron a dicho aumento, resultaron lesionados. El principal mensaje parece ser que, a pesar de que existen algunas tendencias generales, éstas no son necesariamente significativas a nivel individual del jugador, y, por consiguiente, los equipos necesitan considerar a cada individuo al momento de planificar el programa luego de la transición.
Con el objetivo de ir más allá en la transición entre club y selección, Alan McCall llevó a cabo un estudio respaldado por la FIFA (leer referencia 1 abajo) en conjunto con los departamentos médico y de rendimiento de las selecciones que compitieron en la Copa del Mundo 2018 de la FIFA. Mediante el uso del método Delphi, creado por un comité de dirección compuesto por dos científicos deportivos, un fisioterapeuta deportivo y un especialista en comunicación y diseño organizacional, los departamentos médico y de rendimiento establecieron cuatro pilares que favorecen el intercambio de información del jugador entre los equipos: (I) qué información médica y física es mejor compartir, (II) cómo usar la información, (III) la identificación de desafíos en la recolección de información y (IV) la forma óptima de recoger la información.
Consenso respecto a la información
Una vez finalizadas las tres rondas que conformaban los cuestionarios administrados, se establecieron una serie de acuerdos respecto a los cuatro pilares sobre los que estaba fundamentado el estudio. El porcentaje de coincidencia entre las respuestas de los expertos para determinar que existía consenso se fijó en el 70%.
Respecto al tipo de información recogida, los expertos del apartado médico encuestados acordaron que la información general sobre la epidemiología de las lesiones, tanto incapacitantes como no incapacitantes (número de lesiones sufridas, mecanismo de lesión, tipo y duración) debe quedar reflejada en los informes, igual que la información específica sobre la detección de lesiones y el tratamiento de recuperación previo que ha recibido cada futbolista. Por otra parte, los expertos del apartado físico encuestados coincidieron en que la información relacionada con el cansancio del futbolista y su nivel de preparación para entrenar/jugar, incluyendo la carga de entrenamiento y de partidos, los programas de prevención y las restricciones respecto a un entrenamiento determinado, deberían ser recogidas y compartidas.
Respecto al tratamiento de la información, ambos grupos acordaron que esta debe guiar la planificación y la individualización del tratamiento de la salud del futbolista y sus programas de entrenamiento. A su vez, se acordó aplicar esta información en la estrategia de selección de jugadores llevada a cabo por los entrenadores.
Durante la recogida de la información, ambos grupos acordaron de manera independiente que los principales desafíos fueron la comunicación entre club y selección, la voluntad de los cuerpos técnicos de compartir determinada información y la calidad e integridad de la información compartida. Para solucionar esta problemática, ambos grupos acordaron que se debía hacer uso de un formulario estandarizado y de una base de datos compartida como forma óptima de recogida de dicha información.
Una solución fundamentada en tres pilares
El estudio detectó y destacó tres elementos que, de ser abordados de forma conjunta por los clubes y las selecciones, podrían optimizar el cuidado y rendimiento del jugador.
- En el apartado médico, es fundamental que club y selección compartan una base de datos relevantes y simples sobre la epidemiología de las lesiones que refleje su localización, tipo (de contacto o no contacto), mecanismo, cantidad y el periodo de ausencia que pueden provocar, tanto las lesiones incapacitantes como las no incapacitantes. Compartir esta información de forma consistente, precisa y de calidad puede tener un impacto positivo en las estrategias de mitigación del riesgo de lesiones y, por consecuencia, en el cuidado del futbolista.
- En el apartado físico, se puso el foco en la información recogida por los medidores de la carga de trabajo y fatiga, especialmente a aquella relacionada con la carga externa en entrenamientos y partidos (medidas a través de los dispositivos GPS), respuestas a la carga interna de trabajo (medidas a través del índice de esfuerzo percibido) e indicadores de fatiga (medidos a través de marcadores subjetivos y dispositivos GPS). También se acordó que la información relacionada con la forma física podría ser útil, pero finalmente se descartó la idea debido a que no sería factible en el contexto de la selección nacional.
- Por último, los expertos de ambos campos acordaron que sería ideal individualizar la rehabilitación, el tratamiento, y los programas de entrenamiento de cada futbolista. Una individualización correcta de los planes de trabajo, abordada desde una perspectiva multidimensional (media, fisiológica, psicológica y nutricional), puede ser determinante para minimizar el riesgo de una posible caída de rendimiento en las grandes competiciones.
A pesar de estar fuera del alcance del estudio Delphi, recordamos la importancia de cumplir las normas legales y de privacidad más apropiadas para el intercambio de datos y de trabajar estrechamente con ellas dentro del club o selección antes de compartirlos. El jugador también debe estar al tanto de lo que se comparte y de que puede desistir de que dicha información sea compartida en cualquier momento.