
Introducción al Derecho Deportivo
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Los aficionados al fútbol europeo vuelven a hacerse la pregunta cada Navidad. ¿Por qué se detienen las competiciones? Un período vacacional, para compartir con familia y amigos, y más tiempo libre, parece el momento ideal para atraer aficionados al estadio, y saturar las audiencias de las retransmisiones televisivas. El baloncesto no para, e incluso al otro lado del océano la NBA presenta un espectacular calendario de encuentros. Y sin embargo solo la Premier inglesa, de entre todas las ligas europeas, juega durante las fiestas.
Hay claramente un motivo cultural y de tradición. El 26 de diciembre es el Boxing Day en Reino Unido, una fecha festiva asociada a los regalos, los encuentros y las compras, que lleva celebrándose más de cien años. El fútbol logró abrirse un hueco en esa festividad como deporte por excelencia de la isla, convirtiendo en tradición que las cuatro primeras ligas inglesas, Premier League, Championship, League 1 y League 2 disputen encuentros ese día. Los aficionados, acostumbrados a esperar estas competiciones, acuden con absoluta fidelidad: el último año sin restricciones de aforo, 2019, los estadios británicos ocuparon el 97% de sus gradas.
Los directivos del resto de ligas de fútbol siempre han mirado con interés al Boxing Day, preguntándose si podrían trasladar las vacaciones de invierno de sus futbolistas a otra fecha, y obtener un éxito parecido. El intento más serio de emularlo lo abordó la Serie A italiana en 2018. Sus dirigentes explicaron que lo hacían inspirándose en el modelo inglés, y en una prueba previa el año anterior con los equipos de segunda, que había funcionado bastante bien. Pero contrariamente a lo esperado, aquellos encuentros no despertaron el interés ni la asistencia que se hubiera esperado del público en los días festivos. Los estadios recibieron menor afluencia que en un partido de liga habitual, la audiencia televisiva fue pobre, y el desempeño de los jugadores tampoco fue el esperado. Tres meses después, la Serie A anunció que retomaba las dos semanas de vacaciones navideñas tradicionales.
El informe a la federación italiana de fútbol no dejaba lugar a dudas sobre estos motivos, a los que se puede añadir una cuestión cultural. Mientras los aficionados ingleses cuentan con una larga tradición de fútbol navideño, los italianos están habituados en las navidades a reunirse con la familia y amigos, pero no a tener este deporte como parte de su diversión. Los viajes a lugares de residencia de familiares, también comunes, alejan además a los aficionados de los estadios a los que acuden. Como explicaría cualquier especialista en marketing, no hay nada más difícil, ni más caro, que variar una conducta de consumo. Y conseguir que los europeos no ingleses incluyan el fútbol entre sus prioridades navideñas desde luego lo es. La Premier League tiene además algo de que carecía la Serie A, dominio completo sobre los derechos televisivos para su mercado doméstico, y una audiencia que ha sido históricamente muy alta en el Boxing Day. Por contra, las agencias de medición europeas tienen constatado que en Navidad es cuando más baja la audiencia en todas las emisoras y cadenas, sin excepción.
En el informe italiano había además otro punto sobre el que se han quejado a menudo algunos entrenadores de equipos ingleses. Privar a los jugadores del descanso navideño incide negativamente en su rendimiento. Los italianos tuvieron, verdaderamente, un comportamiento pobre en el campo. Louis Van Gaal, en su período como entrenador del Manchester United, fue muy crítico con la cantidad de competiciones navideñas en torno al Boxing Day. Era imposible que la selección inglesa ganara, porque sus jugadores llegaban exhaustos al final de la temporada. Aquí hemos publicado cómo las vacaciones de invierno reducen el número de lesiones de los jugadores. Si tomamos en cuenta el dato que dábamos en ese artículo, el de que los jugadores casi han doblado el número de partidos que disputan en las últimas décadas, ese descanso resulta casi obligatorio. Y si se jugara en navidades, sería imprescindible programar las dos semanas de vacaciones, antes de esas fechas, o después. La mayoría de los estudios médicos concluyen que, sin un descanso en el ecuador de la competición, los riesgos de lesiones se multiplican por cuatro.
Por tanto no solo no es fácil, sino que incluso puede ser contraproducente, por salud de los deportistas y escasos resultados económicos, el tener fútbol en navidad cuando esa no ha sido la práctica habitual. En 2020 veremos una variación insólita en LaLiga española y en la Primeira Liga portuguesa, que debido a los retrasos por coronavirus han acordado disputar encuentros en el período navideño. No es por tanto un intento, como el histórico de la Serie A, de emular el Boxing Day. Tampoco los datos de audiencia permitirán sacar conclusiones, dado que la asistencia a estadios sigue prohibida en ambos países. Pero sí resultará interesante analizar la estadística de lesiones y rendimiento con relación al descanso que se les ofrezca a sus jugadores. Si no imposible, el Boxing Day europeo es un reto muy difícil.
Martín Sacristán
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