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Uno de los mayores expertos en estadios de fútbol europeos, Paul Fletcher lanzó hace un año su estudio sobre el impacto de estos edificios en su entorno urbano. Analizaba las ciudades que habían sido sede de la UEFA Champions League en la última década, planteando varias reflexiones interesantes. Las dos principales, que existe una posible relación entre el éxito de un equipo y el desarrollo de sus infraestructuras, y que la influencia de los estadios sobre su entorno potencia el desarrollo de las smart cities. Haciendo una proyección sobre los datos recogidos, Fletcher sugiere que en 2060 las sedes de los clubes dejarán de ser edificios para convertirse en ecosistemas residenciales, médicos, de ocio, de eventos empresariales y de actos culturales. Para conseguirlo incluirán alojamiento hotelero; universidades o centros de formación con residencia para sus estudiantes; centros médicos propios pioneros en medicina del deporte; instalaciones flexibles para conciertos y eventos multitudinarios; campos para la práctica del deporte abiertos al público; y sedes para conferencias, eventos de empresa, exposiciones o celebraciones de e-Sports. Ambicioso, pero no imposible: muchas ciudades deportivas ya incluyen instalaciones como estas, aunque reservadas solo a sus equipos. También el aprovechamiento de las infraestructuras en los non-match days es una tendencia global que va en ascenso. Y las obras y proyectos que ya están en marcha coinciden en concebir los estadios como grandes centros de ocio, entretenimiento y reunión, que no se limitan a la celebración deportiva.
Todos los primeros equipos del mundo están abordando la modernización de los estadios, obedeciendo al patrón identificado por Fletcher, que relaciona el éxito deportivo con las instalaciones de vanguardia. Pero no todos pueden hacerlo de la misma forma. Todo depende de si sus sedes son de tipo urbano o metropolitano. El urbano es un estadio construido décadas atrás en el extrarradio, que el crecimiento de la ciudad ha acabado rodeando de distritos densos y muy poblados. El metropolitano es un estadio de las afueras, ubicado en las áreas donde la ciudad sigue creciendo, próximos a grandes vías de comunicación. Ambos tienen capacidad de influir en su entorno, pero de maneras muy diferentes. Las características de las obras de modernización que ya están en marcha, y los proyectos presentados que pronto se iniciarán nos revelan la forma de abordar este cambio hacia el futuro en ambos casos.
Estas tres sedes definen a la perfección las limitaciones del estadio urbano en Madrid, Róterdam y Barcelona. Enclaustrados entre edificios de viviendas, oficinas e industriales, y próximos a vías ferroviarias, les resulta imposible construir nuevas infraestructuras en su entorno. Y al mismo tiempo necesitan sedes llamativas por su arquitectura en un horizonte saturado. Por eso los tres coinciden en la solución de rodear su edificio de una piel que transforma completamente su aspecto, haciéndolo más moderno y atractivo. Siguen una línea establecida por sedes tan reconocibles como el Beijing National de China, el llamado nido de pájaros, o el Allianz Arena de Múnich, cuya foto exterior se ha convertido en un hito turístico y óptico en el skyline de la ciudad. También el diseño exterior de las futuras sedes del Real Madrid, el Feyenoord y el F.C. Barcelona siguen este patrón de arquitectura icónica.
Otra característica común a los tres estadios son las galerías, que los rodean completamente a todo lo largo de su perímetro, orientadas al exterior. Conjugan espacios completamente abiertos con otros cerrados, dentro de los cuales se disponen tiendas, restaurantes y lugares de ocio. De este modo convierten la parte exterior de sus gradas y accesos en una mezcla de centro comercial y espacio de paseo público. Especialmente atractivo en sus plantas altas por la visión de pájaro que ofrecerán sobre el horizonte de la ciudad. Además de una sede deportiva, los ciudadanos dispondrán ahora de un parque público para el paseo y el ocio, y hasta para la pesca en el caso de Rotterdam, por su proximidad al río.
Las soluciones de estos tres equipos evidencian la principal característica del modelo urbano en el presente, funcionar como una isla. Con toda su capacidad y atractivos en el propio edificio, superando su simbolismo deportivo y consiguiendo que una gran parte de los residentes y visitantes lo utilicen como un lugar preferente para su tiempo de ocio. Independientemente de si les gusta o no el fútbol, serán espacios de referencia en eventos no deportivos.
El modelo metropolitano es en la actualidad el más demandado, con muchos clubes que procuran sacar sus sedes del centro de las ciudades, como es el caso de la Associazione Sportiva Roma, el Everton FC y el Atlético de Madrid. La gran ventaja de esta tipología es su capacidad para crear infraestructuras propias o en acuerdo con terceros que alimenten la afluencia y usos del propio estadio en los non-match days, y que le conviertan en un elemento dinamizador de la ciudad. Se ubican, además, en las inmediaciones de grandes autovías, con conexiones de transporte directas a aeropuertos y estaciones de tren. Lo que dispara su potencial como sedes de eventos y como centros de negocio.
Solo el Wanda de Madrid está ya construido, aunque falta por erigir el ecosistema urbano a su alrededor. Este otoño el ayuntamiento de Madrid anunciaba su plan para construir en sus inmediaciones una ciudad deportiva. Aprovechará las construcciones parciales que se hicieron en su momento para albergar la sede de los Juegos Olímpicos. Precisamente la participación de las autoridades de la ciudad, y de instituciones públicas y privadas es una característica propia de la expansión de los metropolitanos. La Roma es un gran ejemplo de esta colaboración, y la visión de su proyecto, el resultado óptimo para un estadio metropolitano. Todo a su alrededor, como un anillo de nueva creación, está formado por un distrito financiero y un conjunto de edificios dedicados al ocio. Lo mismo ocurrirá en Liverpool, donde el Everton F.C. revitalizará una antigua área portuaria del siglo XIX, restaurando construcciones históricas y reponiendo los elementos del pasado. En este caso el espacio de ocio será también educativo y patrimonial, con el compromiso del ayuntamiento de construir una nueva carretera de acceso y una estación de tren.
Si el estadio urbano es una isla, el metropolitano es como una semilla que al crecer expande su influencia a su alrededor y potencia el desarrollo de la ciudad. Pero no hay que olvidar que estas divisiones son únicamente orientativas, y pueden variar tanto como para generar modelos mixtos. Cada equipo y cada estadio tiene características únicas y precisa de sus gestores soluciones originales.
Martín Sacristán
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